Cofradía del Señor de la Humildad, Soledad de Nuestra Señora y Dulce Nombre de Jesús (Facundillos)

HISTORIA

La advocación del “Dulce Nombre de Jesús” ha estado ligada a lo largo de los siglos a la Orden de predicadores (como sucede con la advocación mariana de Nuestra Señora del Rosario). La congregación dominica entendió la representación de un pequeño infante en actitud de bendecir como triunfo sobre el pecado y la muerte en la humanidad sencilla de Jesús. En definitiva, buscaron la dulzura del Niño como guiador de la sensibilidad y figura más idónea para involucrar a los fieles en la comprensión del dolor de la Pasión del Señor.

La imagen, atribuida al escultor Torcuato Ruiz del Peral (Exfiliana 1708-Granada 1773), está datada en el siglo XVIII y es una talla completa, que se presenta en las calles con túnica y que porta cruz de caoba y marfil con símbolos de la pasión, mientras bendice con su mano derecha.

La historia de esta Cofradía ha estado sumida en continuas apariciones y desapariciones. Con la exclaustración motivada por la desamortización, la Cofradía dejó de existir para resurgir en 1851 por mandato de las altas instancias de la Congregación de Santo Domingo de Guzmán, que autorizaron, en su afán de recuperar el peso de la devoción en Granada, al entonces párroco de Santa Escolástica, Francisco Luís Vázquez, a restaurar la Cofradía que comenzó a funcionar, aunque por un periodo muy corto de tiempo, desde el mencionado 1851 hasta 1857 en la que, de nuevo, se sumió en un letargo que, en esta ocasión, duró hasta bien entrado el siglo venidero.

El nacimiento de la Cofradía del Señor de la Humildad y Soledad de Nuestra Señora, traería la recuperación de la devoción al Dulce Nombre de Jesús en el templo dominico, realizando su salida procesional el sábado santo (antiguo “Sábado de Gloria”) y contando con hábito propio para sus hermanos. El divino niño dejó de salir a las calles de Granada en la década de los cincuenta.

No es hasta 1982 cuando se relance de manera definitiva la idea. La entrada en la vocalía de la juventud de la corporación realejeña de un importante número de jóvenes, los cuales en muchos casos han llegado a ocupar puestos de responsabilidad en las corporaciones de nuestra Semana Mayor, motivó la intención de recuperar, de manera estable, la costumbre de procesionar la imagen del Dulce Nombre de Jesús. La empresa, difícil en sus inicios, tuvo su primera prueba de fuego el Domingo de Resurrección de 1983.

Las primeras salidas procesionales, siempre enmarcadas en un clima de júbilo y alegría y carentes de la seriedad de las corporaciones “federadas” se desarrollaron en el entorno del barrio del realejo, hasta que, auspiciado por el entonces Arzobispo de Granada y hoy Cardenal Arzobispo de Valencia, Monseñor Cañizares Llovera, se sugirió que fuera el Bendito Niño de Ruiz del Peral, el que presidiera en la Catedral de Granada la eucaristía del Domingo de Pascua.

La inclusión del Dulce Nombre de Jesús en el título de la Cofradía “matriz” de la Humildad y su posterior paso por la Carrera Oficial de la Semana Santa de Granada no han descontado, ni un ápice, del espíritu de aquellos refundadores de los años ochenta, que devolvieron la sonrisa a aquella querida imagen del Niño Dios Resucitado, el “facundillo” del barrio del realejo.